viernes, marzo 21, 2008

- III - El juego de la mamá mala

Cuando la pequeña se convirtió en niña grande y comprendió que las cosas no cambiarían, y que por más llanto, desgarro y disculpa de por medio, ella, su madre la seguiría lastimando, decidió asumir una actitud indiferente e incluso convertir esta situación en simplemente un juego (cualquier cosa era mejor a seguir sufriendo), así fue como nació el juego de la mamá mala...

Niña grande tenía una hermana, pequeña e ingenua; en ella vio a aquella personita que alguna vez fue y que poco a poco se fue apagando... ¿cómo poder evitar que esta pequeña sufriera tanto como ella? ¿Es que su madre sería capaz de lastimarla también a ella? Era preciso prepararla de antemano, lo antes posible, para que ella no pasara por lo mismo. Fue entonces que niña grande con la ingenuidad que a pesar de todo aún la caracterizaba, le hizo creer a su pequeña hermana que mamá era mala porque solo era un juego: el juego de la mamá mala.

Las noches en que su madre se alejaba de su lado o que se extraviaba en el argumento de alguna telenovela, niña grande y su pequeña hermana se encerraban en el cuarto para "jugar". Niña grande, sería la hija... La pequeña hermana, la mamá. Pequeña hermana tenía que gritar a niña grande y entre grito y grito tenía que propinarle golpes, que generalmente eran jalones de cabello; entonces niña grande lloraría y pediría disculpas por ser tan torpe o por no ser una mejor hija... Pero a pesar de ello, "mamá mala", es decir pequeña hermana, le seguiría golpeando hasta que niña grande llore de verdad... El juego era simple, pero doloroso; sin embargo pequeña hermana se esforzaba por hacer bien su papel de mamá y niña grande sentía además del evidente dolor, cierto consuelo por ver que pequeña hermana sería más fuerte que ella y que si su madre la lastimara, no sufriría tanto como ella.

Una noche en la que ambas hermana jugaban, pequeña hermana empezó a llorar.
- Hermanita, no quiero seguir jugando... Dijo entre lágrimas.
- ¿Por qué?, preguntó niña grande asombrada.
- Porque tú eres mi hermanita y yo te quiero. Tú lloras y eso me duele a mí también. No quiero pegarte como te pega mamá.

Entonces Niña grande sintió un profundo dolor en el cuello, algo se le anudaba en la garganta, ¿sería quizá el presagio de algún dolor futuro que la atormentaría? No, era aquel sentimiento extraño que se formaba en su garganta, justo antes un grupo de lágrimas brotaran de sus ojos; no eran como las lágrimas que se asomaban cuando mamá la lastimaba, eran lágrimas que solían doler en el corazón.

Niña grande abrazó a pequeña hermana y al hacerlo se sintió mejor, calmó el llanto de su pequeña hermana y fue así como le prometió que ella nunca la trataría mal... Y fue así como varios años cumplió con su promesa, mas llegaría el día en que tendría que romperla.