sábado, mayo 01, 2010

01 de mayo

Hoy 01 de mayo, día del trabajo me puse a pensar en cuán significativo era mi trabajo para mí y por qué sigo dedicándome a un sector que me desgasta tanto físicamente y a veces me deja un sabor amargo confundido con una gran sensación de frustración.

Ser profesora siempre fue uno de mis más grandes anhelos. Recuerdo claramente que jugaba a la escuelita con mis hermanas o con mi legión de juguetes, los cuales (según algunos alumnos que tuve) sirvieron de ensayo para mi modus operandi en cuanto a sacar alumnos del salón se refiere.

En una clase de Economía con mi recordado profesor PITOT (cuyo nombre no recuerdo) nos habló sobre el trabajo y sus características. La gratificación personal que implica el trabajar fue algo que comprendí cuando recibí mi primera cartita por el día del maestro, gratificación que siento ahora cuando mis ex alumnos me dicen gracias. Entonces comprendí y ahora sigo entendiendo la gran importancia que siempre ha tenido la labor del profesor, que más allá del mero transmisor de información, transforma el carácter, crea pensamientos… Forma a seres humanos.

Otra característica que mencionaba Pitot, que el trabajo también es sufrible, porque no siempre vas a sonreír y estar feliz por trabajar, el trabajo incluye esfuerzo constante y sacrificar mucho de ti para mejorar día a día. En la actualidad se hace tan difícil educar a adolescentes que a veces siento que no tengo fuerzas. Me causa mucho pesar ver cómo desperdician su vida en cosas vanas y cómo dan importancia a cosas que en verdad carecen de valor o importancia.

Este año me ha tocado trabajar con adolescentes que se caracteriza por su gran rebeldía. Su apatía, ruido y gran capacidad de irreflexión me hace sentir agobiada. Nunca había tenido un grupo así y muchos que me conocen no pueden creer que tenga alumnos que se comporten “así” conmigo.

Busco los motivos y me pregunto si seré yo la razón de esta situación, pero la tutora me asegura que no, que ellos son así. A veces pienso en tirar la toalla y hoy me había sentado frente a la computadora con el firme propósito de enviar un mail y señalar todos los motivos de saludo por los que no puedo dictar en ese salón, en ese horario; pero hoy 01 de mayo, día del trabajo, he decidido que no lo haré. Tengo que pensar y pensar en cómo mejorar la situación, buscaré alguna estrategia, miraré más allá de lo evidente y espero lograr encontrar una solución. Al fin y al cabo si consigo los cambios que anhelo, se convertirá esta situación en un gran logro y estoy segura de que esto me hará sentir muy feliz.

Durante el desarrollo de nuestras actividades cotidianas, ¿cuántas veces no hemos querido tirar la toalla o hemos sentido esta sensación de ahogo y hemos pensado que tal vez erramos el camino? Es verdad que todo trabajo implica un sacrificio, pero este sacrificio se verá recompensado a corto o largo plazo, la idea es buscar el lado positivo, mirar al frente y seguir el camino.

¡Feliz día el trabajo para todos aquellos que a pesar de las mareas altas, cambios bruscos o desaliento siguen trabajando con esperanza en que mañana todo será mejor!

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