domingo, diciembre 12, 2010

MAMÁ MALA

Cuando mi hermana Stephanny era pequeña, ambas participábamos de una especie de juego masoquista, el famoso juego de la mamá mala. En este se suponía que ella era la mamá y yo la hija. Como se trataba de una mamá mala, ella me pegaba porque no había limpiado mi cuarto o recogido las cosas que ella me pedía, así que en el juego, luego de jalarme el cabello o tirarme cachetadas, yo terminaba llorando… Aunque a decir verdad, ella también lloraba porque le daba pena pegarme. Juego estúpido, ahora que lo pienso y ni idea de por qué lo hacíamos. Supongo que era porque mi mamá era medio agresiva y con este juego buscaba que mi hermanita pensara que cuando mamá se enojaba y nos pegaba, solo era una extensión de nuestro juego recurrente. Psicología de una niña de 13 años.

El tiempo ha pasado y muchas cosas han cambiado, mi mamá sigue siendo agresiva, cuando se enoja, pero ahora comprendo su cólera y los motivos que la llevaron a soportar una vida llena de frustraciones y amarguras. Lo comprendo y la he perdonado, por eso intento hacerle la vida más feliz y me la llevo de paseo o a dar vueltas por algún lugar lindo, como hoy que la llevé a la Herradura a comer, lo que ella ha considerado el mejor ceviche de su vida y la comida más rica que nunca pensó comer. Y es que mi mamita es como mi hijita.

Mi hermana Stephanny, mi ex compañera de juegos, se ha convertido en madre, pero en una madre amargada, autoritaria y que trata con amor a su hija mientras ella no llore o no haga berrinche. Intento comprender su amargura, porque a su edad (21) yo iba a la universidad, trabajaba, me amanecía en fiestas y estaba con enamorado. Ella tiene que trabajar para mantener a su hija y ha tenido que decir adiós a muchas de las cosas que le gustan, porque ella es vanidosa, le gustan las fiestas y lucir hermosa, cosa que ahora no puede porque tiene gastos, porque tiene una hija.

Lo que no comprendo es su estado ciego ante la ayuda que se le brinda, su obstinación por hacerse la víctima y exigir consideraciones que no se merece. No comprendo su poca paciencia con la bebe ni la manera altanera ni agresiva con que la trata cuando se enoja. No entiendo que me acuse de querer ROBARLE el amor de su hija, cuando solo veo a Daniela un par de minutos los días domingo o sábado que estoy en casa, porque durante la semana, cuando llego de trabajar o del gimnasio, ella ya está dormida. No comprendo por qué sabiendo que ella no puede darle todo lo que Daniela necesita, se enoje y ofenda a quienes intentamos darle una calidad de vida más plácida. Cómo una madre puede castigar a su hija para castigar a quienes, según ella, le hacen daño.

El amor que es egoísta no es amor y se supone que no hay amor más sublime ni desgarrado que el de una madre, pero qué pasa cuando se trata de una madre mala que lastima a su hija a propósito, que le grita y habla con groserías, que la daña y la marca, sin darse cuenta. Hoy me encuentro muy sensible, pues desde hace un par de meses que no soporto a mi hermana y hoy le dije cosas muy feas, pero que son verdad. Me duele porque ella era mi hermanita y ahora no quiero verla, pero sobre todo me duele porque sé que para lastimarme se llevará lejos a Daniela y la hará infeliz como lo ha venido haciendo y como no parará de hacerlo, lo peor es que no sé cómo solucionar esto, no lo sé y creo que eso me hace sentir peor.

Nuevecitas 062Danielita, ingenua, inquieta, inocente… Solo espero que ELLA esté bien.

miércoles, diciembre 08, 2010

ME ESTRESA…

Siempre me han dicho que me estreso con facilidad y nunca lo he negado, pero he descubierto que existen cosas que son como fosforito para mi inflamable tensión.

Me estresa tener que hacer algo innecesario, solo porque ELLA quiere que lo haga.

Me estresa la voz de mi hermana Je porque es como un pito y solo j.. j… y j…

Me estresa tener que revisar cuadernos cuando sé que no han hecho la tarea.

Me estresa el grito de mi sobrina que no se calla aunque le supliques.

Me estresa hacer exámenes y mucho peor revisarlos.

Me estresa pensar en qué conversar contigo cuando no tengo nada que decirte.

Me estresa ir a algún lugar relativamente cultural y el miedo que me genera encontrarme con FAMCD (con sus tres nombres y dos apellidos).

Me estresa la gente que se hecho harto perfume para ir al gimnasio.

Me estresa las personas que solo hablan de dietas, cuánto han bajado y cuánto ejercicio hacen al día.

Me estresa las personas que no se dan cuenta que el desodorante las abandona y que deben cargar su Etiquet en la cartera.

Me estresa las personas que se esfuerzan por caer bien a todo el mundo y se hacen las ingenuas cuando deben ser tremendas…

Me estresa las personas que son monotemáticas o es política o es religión o economía o, o, o…

Me estresa las chicas que solo piensan en los enamorados, novios y matrimonio.

Me estresa las personas que se hacen las víctimas cuando no lo son.

Me estresa comprar ropa con mi mamá porque nunca nos ponemos de acuerdo.

Me estresa hablar de dinero, gastos y demás.

Me estresa que no me salga la clase de step y peor, que se burlen si eso pasa.

Me estresa cuando no me entienden y cuando intento explicarme parece de alguna manera amarga que la mala soy yo.

Me estresa pensar tanto en el futuro y no poderme dejar abandonar por un par de semanas.

Me estresa que el tiempo pase y que alguna cosas se me queden en el equipaje.

Me estresa estar enferma y no poder curarme por completo.

Me estresa tener miedo de morirme porque hay trozos que aún no he pegado, ni maltratos que no he compuesto.

Pero sobre todo me estresa haber nacido en esta época y sentir que he equivocado el camino, porque aquí me siento atormentada, muy distraída, atolondrada, aunque con muchos momento de euforia y sutil alegría que se embriagan con el vacío que se marca, irónicamente, cuando más rodeada de ruido estoy.

Necesito mi espacio, mis silencios, un poco más de mí, solo para mí.

Necesito ser más egoísta.

Aunque la imagen es de un hombre, me pinta de pies a cabeza.