lunes, octubre 18, 2010

Sueño uno

Entre todo el tumulto, no pudieron dejar de mirarse ni un segundo. Él sabía que ese sería el día, ella no pretendía perder la oportunidad y es que desde que se conocieron, ambos no dejaron de soñar con ese momento. Cada uno por su cuenta, había imaginado como sería sentir los labios del otro, y así se pasaban horas suspirando entre sueños, anhelando despiertos, deseosos los dos.

Ese día todo se había dispuesto para que el ansiado hecho llegara. Se habían sentado juntos en el taxi que los transportaba junto a otros conocidos, ahora tan lejanos e ignorados. Lo único a lo que ambos estaban atentos, era en las sensaciones que el otro emitía, esa respiración entrecortada, o la corriente que les recorrió el cuerpo cuando sus muslos rozaron, cada palpitación nunca fue tan evidente, que tuvieron miedo de ser oídos por los invitados.

Llegaron al gran salón y todos tomaron asiento, esta vez una sombra impertinente se puso en medio y tuvieron que fingir toda la noche, sonreír para cada fotografía, celebrar cada comentario acertado y bailar, aunque ella se negó a hacerlo con él. Esto lo confundió, es que ¿había imaginado cada mirada?, será posible que todo fuera su imaginación. Estaba confundido y muy ansioso, no dejaba de temblar.

La vio salir de salón y no dudo en ir tras ella. La vio acercarse a la barra y pedir un pisco sour, cuando se acercó ella lo vio más guapo que nunca, los oscuros ojos café que siempre le habían gustado se le hicieron irresistibles, el toque añejo de su mirada la atraían y no pudo evitarlo.

- ¿Quiero preguntarte algo? le dijo él.

- Yo quiero pedirte algo, respondió ella, y quiero hablar primero para no arrepentirme, pero detenme si me excedo. - Quiero, pedirte permiso para darte un beso, le explicó, porque desde que te conozco quiero saber a qué sabes.

No supo qué contestar, frío por fuera, hirviente por dentro, solo asintió atónito. – Solo quiero pedirte que no te muevas, que no me mires, ni hagas nada.- Le pidió ella y él, sin querer perder esta oportunidad aceptó.

Silenciosa se acercó y él le sintió, primero el perfume, luego su calor, sintió su respiración y no pudo evitar entumecerse. Ella se felicitó por llevar tacones, pues así no tendría que estirarse demasiado. Llevó su mano derecha, le acarició el rostro y lentamente la bajó a su labio, tan suave, húmedo, tan fascinante. El pulso se le aceleraba y él no podía creer que aquello estuviera pasando, no quería despertar.

Agazapada y silenciosa, acercó su labio al de él y lo besó, quería grabar cada peculiaridad de esa boca misteriosa, que era suave, blanda y carnosa, pero a la vez áspera en los bordes, esos que tanto a ella le gustaban. Empezó con un labio y siguió con el siguiente, y así ella le mostró cuánto lo deseaba y él moría por abrazarla, sentirla y decirle que la quería, pero había prometido no hacerlo. Sintió fundir su boca a la de ella y sintió que estallaba embriagado de alegría, algo en él se aceleraba, algo en ella ardía… Cuando él no lo soportó más, la agarró por los brazos y la puso con la pared más cercana, ahora ella sabría cuánto él la deseaba, se acercó y en ese instante, un suspiro inmenso la hizo despertar, él casi ahogándose se levantó asustando, se tocó la frente y se dio cuenta de que sudaba.

¿Quién eres? ¿Quién eres que apareces en mis sueños y luego te vas? Se preguntaron, cada uno por su cuenta, cada uno en su lado de la ciudad.

 

Video para soñar con quien quieres, pero no puedes…

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